Estimados seguidores, les acerco la traducción de esta nota como primer post del 2015. Es un poco largo pero si sos emprendedor (o querés serlo) vale la pena leerlo....
Con seguridad Bradley Smith
es inequívocamente un suceso empresarial. Es CEO de Rescue One Financial, una
compañía de servicios financieros con base en Irvine, California que tuvo
ventas de aproximadamente $32 millones el año pasado. La compañía de Smith ha
crecido un 1,400 por ciento en los últimos tres años, posicionándose en el Inc. 500 de este año como número 310.
Uno nunca podría imaginarse que solo cinco años atrás Smith estaba al borde de
la ruina financiera-- y colapso mental.
En el 2008 Smith trabajaba
largas horas asesorando nerviosos clientes acerca de cómo salir de sus situaciones
de endeudamiento. Pero su actitud calma
escondía un secreto: él compartía los miedos de los clientes. Como ellos, Smith
se encontraba cada vez más endeudado. Él se había endeudado, en primera
instancia, al crear su compañía financiera. “Yo escuchaba cuan deprimidos y
exhaustos estaban mis clientes, pero en mi cabeza pensaba para mí mismo, yo
tengo el doble de deuda que tu” recuerda Smith.
Había cobrado sus 401 (k) y
llegado al máximo de una línea de crédito de $ 60,000. Había vendido su Rolex
comprado con su primer cheque ganado en su temprana carrera de corredor de
bolsa. Y se había humillado ante su padre--el hombre que lo educó bajo máximas
como “la plata no crece de los árboles” o “nunca hagas negocios con la
familia”—al pedirle $10,000, que recibió con un 5 por ciento de intereses luego
de haber firmado un pagaré.
Smith proyectaba optimismo
a sus cofundadores y 10 empleados pero sus nervios se dispararon. “Mi esposa y yo compartíamos en la
cena una botella de vino de $5 y simplemente nos mirábamos,” dice Smith. “Sabíamos
que estábamos cerca del abismo.” Luego, la presión se volvió peor: la pareja se
enteró que estaban esperando su primer hijo. “Hubo noches sin dormir, mirando
al techo,” relata Smith. “Me despertaba a las 4 de la mañana con mi mente
exaltada, pensando sobre esto y aquello, sin poder parar, preguntándome, cuándo
va a terminar esto?” Luego de ocho meses de una ansiedad constante, la compañía
de Smith finalmente comenzó a ganar dinero.
En nuestra cultura los
emprendedores exitosos pasan a tener el estatus de héroes. Idolatramos a los
Mark Zuckerbergs y los Elon Musks. Y celebramos el increíblemente rápido
crecimiento de las compañías Inc. 500. Pero muchos de esos emprendedores, como
Smith, esconden demoños secretos: antes de lograr su éxito pasaron por momentos
de ansiedad extrema y desdicha—tiempos en los que parecía ser que todo se
derrumbaría.
Hasta hace poco, admitir
estos sentimientos era tabú. En vez de mostrar vulnerabilidad los emprendedores
llevaban a cabo lo que los psiquiatras llaman impression management—también conocido como “forzarlo hasta que lo
logres.” Toby Thomas, CEO de EnSite Solutions, explica este fenómeno a través
de su analogía favorita: un hombre montando
un león. “La gente lo mira y piensa, este tipo de verdad sabe lo que hace!
Es valiente.” Dice Thomas. “Y el hombre
sobre el león está pensando, ‘¿Cómo diablos hice para subirme a un león, y cómo
evito que me coma?”
No todos los que atraviesan
el lado oscuro logran salir de él. En enero, el conocido Jody Sherman, 47,
fundador del sitio de e-commerce
Econom se quitó su propia vida. Su muerte shockeó a la comunidad del start up. También revivió la discusión
sobre entrepreneurship y la salud
mental que había surgido dos años antes, a partir del suicidio de Ilya
Zhitomirskiy, de 22 años cofundadora de Diaspora, un sitio de social networking.
Últimamente mas emprendedores
han comenzado a hablar sobre sus luchas internas, para así tratar de combatir
el estigma que existe sobre la depresión y la ansiedad que les hace tan difícil
buscar ayuda a aquellos que lo sufren. En un post profundamente personal
llamado “When Death Feels Like a Good Option,” Ben Huh, CEO de la página web de
humor Cheezburger Network, escribió sobre los pensamientos suicidas que tuvo
luego de un fracaso en un start up en
el 2001. Sean Percival, ex vicepresidente de MySpace y cofundador del start up Wittlebee, de ropa para niños,
escribió una pieza llamada “When It's Not All Good, Ask for Help” en su sitio
web. “Estuve al borde del abismo y volviendo del mismo algunas veces en este último
año en lo que respecta mi negocio y mi propia depresión,” él escribió. “Si
estas a punto de perder el rumbo por favor contáctame.”
Brad Feld, director general de Foundry Group, empezó en octubre a
escribir en su blog sobre su último episodio de depresión. El problema no era
nuevo—el destacado arriesgado capitalista había luchado contra sus desorden emocional
a lo largo de toda su vida—y no esperaba una gran reacción. Pero luego llegaron
los emails. Cientos de ellos. Muchos eran de otros emprendedores que también
habían luchado contra la ansiedad y desdicha. (Para conocer más sobre los
pensamientos de Feld acerca de la depresión revisar su columna, “Surviving the
Dark Nights of the Soul”, en la edición de
Inc. de Julio/Agosto) “Si vieras la lista de los nombres te sorprenderías
demasiado”, dice Feld. “Son gente exitosa, muy conocidos, muy carismáticos-;
sin embargo ellos han luchado contra esto silenciosamente. Existe un sentimiento
de que no pueden hablar sobre ello, de que demuestra debilidad o humillación o
algo. Ellos sienten que se están escondiendo, lo que hace todo esto peor.”
Si tú tienes un negocio
probablemente todo esto te suene familiar. Es un trabajo estresante que puede
crear turbulencia emocional. Para los principiantes hay un riesgo alto de
fracasar. Tres de cuatro start-ups
respaldados fracasan, según la investigación llevada a cabo por Shikhar Ghosh,
un profesor de la Harvard Business School. Ghosh también descubrió que más del
95 por ciento de los start-ups no
alcanzan sus proyecciones iniciales.
Los emprendedores
frecuentemente juegan muchos roles y deben enfrentarse a innumerables
contratiempos—pérdida de clientes, disputas con sus socios, mayor competencia,
problemas con el staff—todo esto
mientras que luchan por ganar su sueldo.
“Existen eventos traumáticos a través de todo el proceso”, dice el psiquiatra y
ex emprendedor Michael A. Freeman, quien está investigando sobre salud mental y
entrepreneurship.
Para complicar aún más las
cosas, los nuevos emprendedores frecuentemente se vuelven menos resistentes al
dejar de lado su bienestar físico. Comen mucho o muy poco. No duermen lo
suficiente. No hacen deporte. “Puedes estar en un modo start-up, en el cual te exiges mucho y abusas de tu cuerpo,” dice
Freeman. “Esto puede generar vulnerabilidad emocional.”
No nos debería sorprender
que los emprendedores sufran de mayor ansiedad que los empleados. En el último índice de bienestar de Gallup-Healthways, 34 por ciento de los emprendedores—4
por ciento más que el resto de los trabajadores—reportaron estar preocupados. Y
45 por ciento de los emprendedores dijeron estar estresados, 3 por ciento más
que el resto de los trabajadores.
Pero puede ser más que un
trabajo estresante lo que empuja a los fundadores al abismo. De acuerdo a los
investigadores, muchos emprendedores poseen ciertos rasgos innatos en su
carácter que los haces más vulnerables a los cambios de humor. “Las personas
que son energéticas, motivadas, y creativas son más proclives a ser
emprendedores y a tener fuertes estados emocionales,” dice Freeman. Esos
estados pueden incluir depresión, desdicha, desesperanza, sensación de
ineptitud, pérdida de la motivación y
pensamientos suicidas.
Llamémoslo el lado negativo
de estar motivado. La misma
predisposición pasional que lleva a los fundadores despreocupadamente al éxito
puede a veces consumirlos. Los dueños de las empresas son “vulnerables al lado
oscuro de la obsesión,” sugieren los investigadores del Swinburne University of
Technology en Melbourne, Australia. Ellos entrevistaron a los fundadores para
realizar un estudio sobre la pasión de emprender. Los investigadores
descubrieron que muchos sujetos daban señales de poseer una obsesión clínica,
incluyendo fuertes sentimientos de angustia y ansiedad, que tienen “el
potencial de generar problemas a la hora de actuar”, escribieron en un paper
publicado en el Entrepreneurship Research Journal de abril.
Reforzando este mensaje se
encuentra John Gartnet, un psicólogo practicante que enseña en el Johns
Hopkings University Medical School. En su libro “The Hypomanic Edge: The Link
Between (a Little) Craziness and (a Lot of) Success in America”, Gartner
argumenta que un temperamento a menudo pasado por alto —hipomanía—puede ser responsable de algunas fortalezas y
debilidades de los emprendedores.
Una versión más suave de la
manía, la hipomanía frecuentemente ocurre en los familiares de los maníacos
depresivos y afecta, aproximadamente, del 5 al 10 por ciento de los americanos.
“Si eres maníaco te crees Jesús,” dice Gartner. “Si eres hipomaníaco te crees
el regalo de Dios a la inversión tecnológica.
Estamos hablando de diferentes niveles de grandiosidad pero con los mismos
síntomas.”
Gartner teoriza sobre el
hecho de que hay tantos hipomaníacos—y tantos emprendedores—en Estados Unidos
porque el carácter nacional de nuestro país surgió con las olas de inmigración.
“Somos una población auto seleccionados,”
él dice. “Los inmigrantes tienen una ambición inusual, energía, motivación y
tolerancia al riesgo que hace que se arriesguen para tener una mejor
oportunidad. Estos son rasgos del temperamento biológicamente originados. Si tu plantas estos en una población entera
obtendrás una nación de emprendedores.” Aunque son arriesgados e innovadores los hipomaniacos tienen
un mayor riesgo de padecer depresión que el resto de la población, aclara
Gartner. El fracaso puede fomentar estos episodios de depresión, por supuesto,
pero también lo puede cualquier cosa que frene el impulso de un hipomaníaco. “Son como border collies—tienen que correr,” dicer Gartner. “Si los mantienes
adentro, ellos se comen los muebles. Se vuelven locos; ellos simplemente se
pasean. Eso es lo que los
hipomaníacos hacen. Necesitan estar ocupados, activos, con exceso de trabajo.”
Sin importar cuál sea tu estructura
psicológica, grandes contratiempos en tu negocio pueden noquearte. Inclusive a
emprendedores experimentados se les han fastidiado los planes. Mark Woeppel
lanzo en 1991, Pinnacle Strategies, una
firma de consultoría de gestión. En
2009 su teléfono dejo de sonar.
Afectados por la crisis
financiera global, sus clientes de repente estaban más preocupados por sobrevivir
que por incrementar su output. Las ventas se desplomaron un 75 por ciento.
Woeppel despidió su media docena de empleados. En poco tiempo, se deshizo de sus
activos: coches, joyas, todo lo que podía vender. Su fuente de confianza estaba
disminuyendo también. “Como CEO, tienes esta imagen de ti mismo—eres el maestro
del universo,” él dice. “Luego de repente, no lo eres más.” Woeppel dejó de
salir de su casa. Ansioso y con la autoestima baja, él empezó a comer
demasiado—y subió 50 libras. A veces buscaba un alivio temporal en una vieja adicción:
tocar la guitarra. Encerrado en un cuarto, el practica solos de Stevie Ray
Vaughan y Chet Atkins. “Era algo que podía hacer sólo por el amor de hacerlo,”
él recuerda. “No había más nada que yo, la guitarra, y la paz.”
A pesar de todo, el siguió
trabajando para desarrollar nuevos servicios. Solo esperaba que su compañía
existiese el tiempo necesario para poder venderlos. En 2010, los clientes
comenzaron a volver. Pinnacle logró su más grande contrato, con un productor
aeroespacial, en un papel blanco que
Woeppel había escrito durante su crisis. El
año pasado, la ganancia de Pinnacle llegó a los $7 millones. Las ventas han
crecido más del 5,000 por ciento desde el 2009, dándole a la compañía el lugar
número 57 en el Inc. 500 de este año. Woeppel dice que es más resistente ahora,
gracias a los tiempos duros. “Yo solía
creer que ´Mi trabajo soy yo´” él dice. “Luego fracasas. Y descubres que tus
hijos aun te quieren. Tu esposa aun te quiere. Tu perro aun te quiere.”
Pero para muchos
emprendedores las heridas de guerra nunca sanan por completo. Este fue el caso
de John Pope, CEO de WellDog, una empresa de tecnología de energía de Laramie,
Wyoming. El 11 de diciembre de 2002 Pope tenía exactamente $8.42 en el banco.
Estaba 90 días atrasado en el pago de su auto. Estaba 75 días atrasado en su
hipoteca. La IRS había archivado un
derecho de retención en su contra. Su teléfono, celular, y cable de TV habían
sido cortados. En menos de una semana la compañía de gas natural tenía planeado
suspender el servicio que le brindaba a la casa que él compartía con su esposa
e hijas. Entonces no habría calefacción. Su compañía
estaba esperando una transferencia bancaria de la empresa petrolera Shell, una
inversión estratégica, luego de que meses de negociaciones terminaran con la
firma de un contrato de 380 hojas. Por lo que Pope esperó. La transferencia
llegó al día siguiente. Pope—junto con su compañía—fue salvado. Luego hizo una
lista de todas las maneras en que se había extralimitado financieramente. “Me
voy a acordar de esto,” él recuerda haber pensado. “Es lo más lejos que estoy
dispuesto a llegar.”
Desde ese momento WellDog
ha despegado: en los últimos tres años las ventas crecieron más del 3,700 por
ciento, llegando a los $8 millones, haciendo que la compañía sea número 89 en
el Inc. 500. Pero las heridas emocionales de los años de turbulencia persisten
aún. “Siempre está ese sentimiento de estar desbordado, de nunca poder
relajarse,” dice Pope. “Terminas teniendo un problema de confianza serio. Sientes
que cada vez que encuentras seguridad algo pasa que te la quita.” Pope a veces
se encuentra sobre reaccionando emocionalmente a cosas pequeñas. Es un patrón
comportamental que le recuerda al trastorno de estrés post traumático. “Algo
pasa y tú te vuelves loco por eso,” él dice. “Pero la escala del problema es
mucho menor que la escala de tu reacción emocional. Esto sucede por la herida
de haber pasado por estas cosas.”
Aunque crear una compañía
siempre será una experiencia alocada, llena de cosas buenas y malas, hay cosas
que un emprendedor puede hacer para evitar que sus vidas pierdan el control,
dicen los expertos. Lo más importante de todo es dedicarle un tiempo a tus
seres queridos, sugiere Freeman. “No dejes que tu empresa destruya tu relación
con los seres humanos,” él dice. Cuando se trata de luchar contra la depresión,
las relaciones con los amigos y familia pueden ser armas poderosas. Y no tengas
miedo de pedir ayuda— consulta a un profesional de la salud mental cuando
experimentes síntomas de ansiedad significativa, trastorno de estrés post traumático,
o depresión. Freeman también aconseja que los emprendedores limiten su
actividad financiera. Cuando se trata de evaluar riesgos, los puntos ciegos de
los emprendedores suelen ser lo suficientemente grandes como para conducir un
camión, él dice. Las consecuencias pueden afectar no solo tu cuenta en el banco
sino también tus niveles de estrés. Por lo que pon un límite a la cantidad de
dinero que estás dispuesto a invertir. Y no dejes que amigos y familia pongan más
de lo que están dispuestos a perder.
El ejercicio aeróbio, una
dieta saludable, y dormir suficientemente, ayuda también. Además, ayuda
cultivar una identidad separada de la tu compañía. “Construí una vida centrada
en la creencia de que la autoestima no es lo mismo que el patrimonio neto,” dice Freeman. “Otras dimensiones de
tu vida deberían ser parte de tu identidad.” Ya sea que estés criando una
familia, estés en el directorio de una organización local de caridad, o yendo a
bailar swing en los fines de semana, es importante que te sientas exitoso en
áreas no relacionadas con el trabajo.
La habilidad de replantearse
el fracaso y las pérdidas también puede ayudar a los líderes a mantenerse
mentalmente saludable. “En vez de decirte a ti mismo, ‘Yo fracasé, la empresa
fracasó, soy un perdedor,’” dice Freeman, “mira los hechos desde una
perspectiva diferente: el que no arriesga no gana. La vida es un proceso
constante de prueba y error. No exageres la experiencia.”
Por último, sé abierto
sobre tus sentimientos—no escondas tus emociones, inclusive en la oficina,
sugiere Brad Feld. Cuando estás dispuesto a ser emocionalmente honesto, él
dice, puedes conectarte con las personas alrededor tuyo. “Cuando te niegas a ti
mismo y le niegas a los demás como eres, las personas pueden ver eso,” dice
Feld. “El estar abierto a ser vulnerable es muy poderoso para un líder.”
By: Jessica Bruder - De la edición de la revista
Inc. de septiembre 2013.
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