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Durante el mes de enero del 2006, el norteamericano Blake Mycoskie vino a la Argentina con el objetivo de mejorar sus habilidades como polista y, en pleno campo, descubrió que existían las alpargatas. Quedó cautivado por la comodidad y la sencillez del “calzado gaucho” y se le ocurrió fabricarlas con materiales más sofisticados, incorporarles diseño y darles un fin solidario sin descuidar el negocio: por cada par que vendiese donaría otro para chicos de bajos recursos. Alejo Nitti, su profesor de polo y testigo directo del proceso, se entusiasmó con la idea aceptó ser su socio y en pocos meses lanzaron la marca Toms, Shoes For Tomorrow.
Con suela de caucho natural, plantillas de cuero y diseños divertidos y novedosos, las Toms, que se fabrican aquí y en China, se convirtieron enseguida en una alternativa de moda, aunque sólo para muy entendidos, y no de la Argentina, sino del extranjero. A la comodidad propia de este calzado había que sumarle diseño, de lo cual se encarga Mycoskie, que de repente se descubrió diseñador: trabaja con colores alegres y géneros frescos en el verano, y con cueros, corderoy y pana en el invierno.
Que algunos famosos, como las actrices Scarlett Johansson y Keira Knightley o el actor británico Ewan McGregor se hayan declarado fanáticos de las Toms contribuyó al éxito. Y estimuló el costado humanitario de algunas celebridades. Johansson, por ejemplo, se niega a que se las regalen y prefiere pagarlas, y McGregor donó en febrero 100 pares en Tanzania, donde colabora con una fundación.
La estrategia es sencilla; se trata de destinar, en forma de donación, toda la venta de los países ricos a los países en vías de desarrollo, y ha dado buenos resultados: durante el primer año vendieron 10.000 Toms y, para repartir los 10.000 pares correspondientes, realizaron una campaña de entrega en distintos puntos del país durante un mes. Primero visitaron el comedor Los Piletones y luego viajaron a Misiones, recorriendo escuelas y comunidades indígenas.
Toms es la primera empresa que dona la misma cantidad de producto que vende. El año último fue aún mejor: las ventas alcanzaron los 60.000 pares: unos 50.000 se donaron en la ciudad sudafricana de Puerto Elizabeth, con la ayuda de una fundación local, y otras 5000 se distribuyeron por escuelas del Gran Buenos Aires. Además, la gente puede ingresar al sitio de la empresa (
tomsshoes) para proponer lugares, escuelas rurales, comedores, entre otros. Así, se llevan a cabo tours (Shoe Drops) y se recorre el país donando a los lugares solicitados.
La elección de los lugares depende absolutamente de la necesitad de calzado por sobre cualquier otra variable. Toms valora más realizar 400km para regalar cien pares a chicos muy necesitados, que repartir la misma cantidad en lugares de fácil acceso pero sin demanda manifiesta.
Una empresa nacida de una idea sencilla con una combinación de visión comercial muy particular que muestra que es posible tener un negocio exitoso cuyo espíritu está centrado en la responsabilidad social, en la calidad y el diseño.